Noches interminables

En donde comienza narrando acerca de una joven que corre deprisa, casi que volando a la magnitud de como se lo permitían sus cansadas piernas, no se molestaba en esquivar las ramas bajas de los arboles, en donde cada golpe era más fuerte que el anterior.

Los cortes y arañazos marcaban su piel tan tenue y delicada, que apenas podía sentirlas, pues el infierno que pudiese encontrarse luego, no sería peor del que estaba huyendo.

Por su rostro, cada lágrima que caía clamaba el anhelo de sentir paz y encontrar la libertad propia, y junto a ella la acompañaba el rastro de sangre de las heridas que no había podido evitar durante su huida.

Era de noche y la oscuridad le impedía ver el camino, pero no se permitió desfallecer, cada esfuerzo suyo valdría la pena, aunque no sabía que le esperaba más adelante, pero seguramente iba a ser mejor.

Ya que lo que trataba de dejar atrás, era infinitamente más aterrador… Mientras hacia el intento temerario de toda su vida para salvarse, escuchaba a su alrededor la ronca respiración de su perseguidor más cerca.

Sus esfuerzos por obtener ventaja hacia que sus pulmones comenzaran a protestar el cansancio, y todo lo que requería seguir adelante para no caer ni rendirse. Ya que hacerlo hubiese sido su perdición.

Finalmente puede ver más de cerca la salvación, un poco más, solo un poco más le dictaban la mente y corazón… En un último esfuerzo colosal, imprimió toda la velocidad a sus debilitadas piernas.

Y por unos momentos se permitió creer que conseguiría su objetivo. Pero, un desgarrador grito se escucho a lo lejos y un rotundo silencio se apodero por completo de aquel instante que parecía ser perfecto.

Alguien parecía estar en peligro en el bosque, no muy lejos de allí, pero nadie se dispuso en salir a socorrerlo. El miedo parecía ser el primero en salir a la luz.